El ácido fólico (también denominada como folacina, ácido pteroil-L-glutámico, vitamina B9 o folato) es una vitamina que forma parte del complejo B, y del tipo hidrosoluble (se disuelven en agua). Tiene la capacidad de proveer a nuestro cuerpo de múltiples beneficios, gracias a su participación en diferentes procesos metabólicos, siendo esencial para la síntesis de varios compuestos necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo:
- Ayuda junto con la vitamina B12 en la creación de glóbulos rojos.
- Produce y mantiene nuevas células
- Participa en la síntesis del ADN
- Reduce significativamente la posibilidad de que el bebé padezca de defectos en el tubo neuronal, el cual afecta en el correcto desarrollo del cerebro y la columna vertebral.
Esta vitamina no puede ser sintetizada por nuestro cuerpo, y por ello, es necesario adquirirla a de forma externa, a través de la alimentación o de suplementos en caso de ser necesario.
Vitamina B9: Ácido fólico y folatos.
Las vitaminas B9 comprenden tanto a los folatos como al ácido fólico. El ácido fólico es la forma sintética, oxidada de la vitamina, que consta de un solo residuo de glutamato, su forma activa es el L-metilfolato, que se utiliza como suplemento y también se emplea para fortificar los alimentos (ejemplo de los productos que contienen ácido fólico son los cereales, pan, arroz, pastas y harinas) Esta forma tiene mayor estabilidad y disponibilidad en nuestro organismo (puede utilizarse más fácilmente).
A diferencia de lo que es el ácido fólico, los folatos son la forma aniónica del ácido pteroil-L-glutámico (ácido fólico), es decir, tienen carga eléctrica negativa y pueden variar en el número de residuos de glutamato disponibles (tienen más de una molécula de glutamato). Su forma activa es el ácido tetrahidrofólico y se encuentra en gran variedad de alimentos como frutas y vegetales.
Te recomendamos leer nuestro artículo “Alimentos con ácido fólico” para saber cuáles son y qué cantidades tienen cada uno de ellos.
En la literatura no se distingue a cada uno de estos derivados ya que únicamente difieren en la organización de alguno de sus elementos y en el número de moléculas de glutamato que forman parte de su estructura, por lo que no altera o difiere en gran manera su función en el organismo.
Además, cada una de ellas se absorbe en el mismo lugar, de la misma forma, requieren de las mismas condiciones para su activación y proveen de los mismos beneficios. Por eso, actualmente es correcto referirse a todo este grupo de vitaminas como “ácido fólico o folatos” indistintamente. (María del Pilar Suárez. Escuela de Nutrición, 2003)
Características del ácido fólico
- No pueden sintetizarse por el cuerpo humano, por lo que se requiere de su ingesta a través de los alimentos o suplementos.
- Una revisión realizada por un grupo de nutricionistas de la Universidad de Guadalajara en 2017, señala unas de las características de los folatos es que son amarillos, cristalinos, y en condiciones normales son estables al contacto con el aire y sensibles a la luz, rayos ultravioletas, álcalis (sustancias que reducen el nivel del ácido) y sustancias oxidantes. Pueden durar hasta 100 días antes de desintegrarse.
- Son sustancias que se disuelven en agua, por lo tanto, pueden diluirse fácilmente por la orina para ser excretados.
- La forma sintética o ácido fólico, por estar en su forma de monoglutamato (1 glutamato) tiende a ser más estable y a absorberse con mayor facilidad, al contrario de los folatos.
¿Qué contiene el ácido fólico?
- Lo que contiene el ácido fólico no es un único elemento. Realmente, existen un gran grupo de derivados con la misma estructura química (ácido pteroil-glutámico) y actividad biológica; se han reportado hasta 150 formas diferentes.
- La mayoría de estos compuestos se encuentran en los alimentos, pero el conjunto que forma el ácido fólico no se encuentra realmente de forma natural, sino que es un compuesto químico creado por la industria farmacéutica con fines terapéuticos. El ácido fólico incluye un grupo pteridínico sustituido unido a una molécula de ácido para-aminobenzoico, lo que constituye el ácido pteroico.
¿Dónde se absorbe el ácido fólico?
Tras la ingesta de los alimentos, la absorción del ácido fólico se da en el intestino delgado.
Después de haber consumido los alimentos, estos se liberan del estómago y empiezan su recorrido en el intestino delgado. Antes de la absorción en los segmentos proximales del intestino, las sustancias que tienen más de una molécula de glutamato se hidrolizan (dividen) por acción de enzimas digestivas (glutamato carboxipeptidasa II) hasta quedar solas y formar monoglutamatos. El poliglutamato ya escindido (monoglutamato) se reduce para ser absorbido por la mucosa intestinal en el duodeno y el yeyuno mediante dos procesos principales: transporte activo (proceso que necesita energía) y difusión pasiva (no requiere energía). Estos procesos también requieren de dos proteínas principales que se encuentran en la mucosa intestinal: El transportador de folatos reducido (RFC) y el transportador de folatos acoplado a protones (PCFT). Este dato es importante, ya que una deficiencia o alteración en la formación de estas proteínas, desencadenaría procesos de malabsorción que son responsables de la aparición de deficiencias hereditarias. (Silvia Fabiola Navarro, et al. 2016)
Metabolismo del ácido fólico
Como hemos mencionado anteriormente, la ingesta del ácido fólico se da en su forma inactiva. El metabolismo del ácido fólico inicia desde el momento en el que ingerimos los alimentos, una vez que los folatos se escinden (dividen) hasta formar monoglutamatos. Estos ya pueden ser transportados desde la luz del intestino hacia la circulación sanguínea por su paso a través de la mucosa del intestino. Durante el transporte a través de la mucosa, el ácido fólico pasa de su forma inactiva a su forma activa mediante la transformación del monoglutamato (forma inactiva) a 5-Metil-tetrahidrofolato (forma activa). Es entonces, cuando se une a una proteína importante, la albumina, para poder ser transportado en el plasma sanguíneo, y a partir de aquí puede circular a través de los tejidos o almacenarse.
Circulación del ácido fólico por los tejidos.
El ácido fólico solo puede circular en nuestro cuerpo en su forma activa (ácido tetrahidrofólico) y viaja especialmente a los tejidos que tienen una división celular rápida (ej. Medula ósea).
La ruta metabólica del ácido fólico para su utilización tiene tres vías importantes:
- Como N10-formil-Tetrahidrofolato: para interactuar en la síntesis (formación) de purinas (bases nucleótidas encargadas de la formación de proteínas que forman la estructura del ADN).
- Como N5-N10-metilén-Tetrahidrofolato: para la formación de timidinas y serinas a partir de glicinas (también necesarias para la formación del ADN).
- Como N5-metil-Tetrahidrofolato: para la síntesis de metionina a partir de la homocisteína. (la metionina es un aminoácido que regula los ácidos grasos). En esta ruta del metabolismo del ácido fólico participa la vitamina B12 como cofactor importante.
Almacenamiento del ácido fólico
Numerosos estudios han identificado un almacenamiento de 12 a 28 miligramos de ácido fólico en adultos con buena nutrición (Alex Brito, et al. 2012), del total de esta cantidad hasta el 50% se almacena en el hígado (10 mg). Otros tejidos que pueden almacenarlo son: riñones, eritrocitos, tejido conjuntivo y tracto gastrointestinal. A diferencia del transporte que se realiza en forma de monoglutamatos, en los tejidos solo se almacena como poliglutamatos.
Excreción del ácido fólico
Dada su capacidad hidrosoluble, el ácido fólico se excreta sin problema a través de la orina en cantidades de 40 microgramos/día y por las heces en cantidades de 400 microgramos/día. (Secretaría de la Salud. El ácido Fólico y la prevención de defectos al nacimiento, México 2003).